PELE
Pelé, el Dios
del fútbol," O
Rei". El hombre de
todos los apodos, de todas las hazañas, de todos los récords. El brasileño es un
ícono, un jugador que inventó constantemente el fútbol, porque, más allá de las
tres Copas Mundiales de la FIFA que consiguió (algo que jamás se ha vuelto a
lograr), lo que caracterizaba a Pelé es su
capacidad de crear, de sorprender, de inventar en cada segundo en el que tocaba
el balón.
Goleador
increíble, pasador genial, regateador nato, Pelé hizo soñar
a generaciones enteras. Gracias a su legendario número 10, la Seleção simboliza
para todos los amantes del fútbol el juego vistoso por excelencia.
Una estrella desde el
comienzo
El internacional brasileño Waldemar de Brito se fijó en él cuando tenía 11 años y, a los 15, fichó por el Santos. Disputó su primer partido amistoso en septiembre de 1956, contra el Corinthians de Santo André, y marcó un gol. Aún no había cumplido los 16 años. Comenzaba la leyenda.
El internacional brasileño Waldemar de Brito se fijó en él cuando tenía 11 años y, a los 15, fichó por el Santos. Disputó su primer partido amistoso en septiembre de 1956, contra el Corinthians de Santo André, y marcó un gol. Aún no había cumplido los 16 años. Comenzaba la leyenda.
En 1958, a
la edad de 17 años, participó en su primera Copa Mundial de la FIFA. El mundo
descubrió a un adolescente algo pequeño que, a pesar de salir de una lesión,
iluminaría el torneo. No jugó hasta el tercer encuentro, frente a la URSS. Se
hizo con la titularidad a petición del resto del equipo, que quería una
sociedad Garrincha-Vava-Pelé en ataque.
Marcó su primer tanto contra Gales, en cuartos de final, y luego
una tripleta contra Francia en semifinales. Nadie supo ya cómo detener a este
jugador que poseía todas las virtudes: técnica, rapidez, oportunismo,
inteligencia... Su clase maravilló. Contra Suecia, en la final, se lució con
dos goles fantásticos. En uno se permitió elevar la pelota de un taconazo por
encima del último defensa y engancharla de volea. En el otro, cabeceó un balón
que se metió en el arco de un estupefacto portero sueco. Sigge Parling, defensa
escandinavo, declaró más tarde: "Después del quinto gol, tenía ganas de
aplaudir".
Al final del
partido, Pelé salió en
hombros de sus compañeros. El niño que aún no había dejado de ser se deshizo en
lágrimas. Gilmar, el portero de la "Seleção", fue el encargado de
consolarlo. De vuelta a su club, el halo de Pelé deslumbró a
todos, para desánimo de todas las defensas del país. Muy pronto se convirtió en
un ídolo. 127 goles en 1959, 110 en 1961, dos Copas Libertadores (1962, 1963),
dos Copas Intercontinentales (1962, 1963), nueve Campeonatos de São Paulo... Pelé lo ganó
todo.
Dolor y frustración
En 1962, la Copa Mundial de la FIFA celebrada en Chile pareció ser la suya. Sin embargo, a pesar de encontrarse en plena curva ascendente, debió dejar que sus compañeros revaliden el título sin él, ya que se fue lesionado en el segundo partido ante Checoslovaquia, luego de agravar su lesión muscular en los aductores. En 1966, sufriría el mismo castigo. Recibió una entrada en el tercer partido, ante Portugal. Abandonó en camilla el terreno de juego y presenció desde la grada cómo su equipo caía eliminado. Peléestaba a esa altura en el punto de mira de todas las zagas.
En 1962, la Copa Mundial de la FIFA celebrada en Chile pareció ser la suya. Sin embargo, a pesar de encontrarse en plena curva ascendente, debió dejar que sus compañeros revaliden el título sin él, ya que se fue lesionado en el segundo partido ante Checoslovaquia, luego de agravar su lesión muscular en los aductores. En 1966, sufriría el mismo castigo. Recibió una entrada en el tercer partido, ante Portugal. Abandonó en camilla el terreno de juego y presenció desde la grada cómo su equipo caía eliminado. Peléestaba a esa altura en el punto de mira de todas las zagas.
Qué más da:
la "Perla negra" hizo gala de todo su talento durante la siguiente
edición. En México, en 1970, flanqueado por Jairzinho, Tostão, Rivelino y
Carlos Alberto, Pelé brilló. En
el transcurso de esta Copa Mundial de la FIFA, retransmitida en color por las
televisiones de todo el mundo, el Rey Sol deslumbró. Su intento de vaselina
desde el círculo central frente a Checoslovaquia, el cabezazo al que responde
el inglés Gordon Banks con una parada milagrosa e, incluso, su autopase sin
tocar el balón ante el portero uruguayo son gestos inéditos que dejan
boquiabierto al mundo del fútbol.
Como un
símbolo, Pelé marcó en la
final, en Ciudad de México, el gol número cien de Brasil en la
Copa Mundial de la FIFA ante Italia. Un remate de cabeza hacia abajo desde una
altura increíble. "Sentí algo especial tras este gol, porque marqué de
cabeza. Mi padre, que también era futbolista, marcó una vez cinco goles de
cabeza en el mismo partido. Es un récord que nunca pude batir", explicaría
más tarde.
Tarcisio
Burgnich, el defensa italiano encargado de marcar a Pelé, dirá al final del encuentro: "Antes del partido, me
decía: es de carne y hueso, como yo. Luego comprendí que estaba
equivocado". Una final de antología, al término de la cual Pelé y los suyos
volvieron a casa con el trofeo Jules Rimet, ya que era su tercer título. El
jugador ya era un mito. El Sunday Times escribe en titulares: "¿Cómo se
deletrea Pelé? D-I-O-S".
Cuando el héroe se
convirtió en leyenda
Un mito que acumula récords apenas imaginables. En 1969, Pelé marcó su gol número mil en medio de un delirio indescriptible, en el Maracaná. Marcó seis veces cinco goles en un solo partido, 30 veces cuatro goles y 92 veces tres goles. Contra el Botafogo, en 1964, llegó a anotar ocho tantos. En total, 1281 goles en 1363 partidos y 92 participaciones con su selección.
Un mito que acumula récords apenas imaginables. En 1969, Pelé marcó su gol número mil en medio de un delirio indescriptible, en el Maracaná. Marcó seis veces cinco goles en un solo partido, 30 veces cuatro goles y 92 veces tres goles. Contra el Botafogo, en 1964, llegó a anotar ocho tantos. En total, 1281 goles en 1363 partidos y 92 participaciones con su selección.
En 1974, Pelé desaparece
de la escena futbolística. Volvería un año más tarde, en Estados Unidos. Un contrato
con el Cosmos de Nueva York para "hacer el fútbol verdaderamente popular
en Estados Unidos". En 1977, se retiró definitivamente. J. B. Pinheiro,
embajador de Brasil en la ONU,
declaraba entonces que "Peléha jugado al fútbol durante 22 años, y durante este
período ha hecho más por la amistad y la fraternidad que ningún otro embajador".
¿Cómo contradecirlo?
En Nigeria,
se decretó un alto el fuego con motivo de la visita de Pelé a Lagos en
1969. El presidente deBrasil le otorgó
el título de "tesoro nacional" para evitar un eventual traspaso a
Europa. En la ciudad de Santos, el 19 de noviembre se celebra el "Día de Pelé". Es el aniversario de su gol número mil, marcado en
el Maracaná.
Tras
finalizar su carrera, Pelé dará el
mejor de los usos a su condición de embajador, en beneficio de su país, de la
ONU o de la UNICEF, según se tercie. "Todos los niños del mundo que juegan
al fútbol quieren ser Pelé. Por lo tanto, tengo la gran responsabilidad de
mostrarles no sólo cómo ser un futbolista, sino también un hombre". ¿No es
ésa la función de un Dios?
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